Terapia con adultos

Terapia individual con adultos

¿Quién da el servicio?

Marta Touza Sacristán
Helena Arroyo Fajardo
Susana Simón Paúl
  • Razón del problema y su solución
  • ¿En qué consiste el servicio?
  • ¿Qué vas a conseguir?
  • Listado de problemáticas que incluye el servicio

A veces se supone que, como adultos, tenemos que encontrar respuestas ante los diferentes retos, situaciones o estados en los que nos vemos inmersos, y que tenemos que hacerlo por nosotros/as mismos/as, sin ayuda.

Pero lo que conseguimos con este prejuicio, es olvidar que no hay mayor responsabilidad que buscar un adecuado apoyo para gestionar nuestro sufrimiento, pues es muy probable que no nos hayan dotado antes, de las herramientas necesarias para ello.

En Bansō, la terapia individual con adultos se concibe como un espacio de encuentro con el terapeuta en el que poder hallar comprensión a los problemas, las dificultades, el malestar… para, a través de ello, ganar una mayor capacidad de resolución y de autonomía.

Un camino donde descubrir los propios recursos y fortalezas, mientras se trabajan perspectivas y habilidades nuevas, de manera que se logre experimentar la sensación de encontrar el propio camino y de tener la capacidad de afrontar los problemas y conflictos que se presenten en la vida.

Se trata de un espacio terapéutico en el que, una vez expuesta la dificultad con la que acude la persona, se explora desde diferentes puntos para lograr la comprensión de la misma. Desde ahí, se construyen una serie de nuevos enfoques y alternativas que hacen posible una disminución del sufrimiento y una mejora de la capacidad de respuesta ante dicha dificultad.

Aunque depende de cada persona, se suele establecer un ritmo de una sesión semanal al inicio, siempre en acuerdo mutuo previo entre la persona y el terapeuta.

La terapia individual con adultos permite acercarse al problema desde la comprensión de su significado y de las “soluciones” que se han puesto en marcha hasta el momento. A través de este acercamiento se van descubriendo nuevas respuestas, más adaptativas y completas, que generan menos sufrimiento, una mayor autonomía y, por consiguiente, un incremento del bienestar.

Permite entender los síntomas como aliados y expresiones de conflictos, que precisan ser atendidos y comprendidos para, después, poder despegarse o desidentificarse de los mismos, encontrando habilidades para manejarlos y que “remen a nuestro favor”.

  • Dificultades emocionales: Tristeza, ansiedad, ira, inhibición, bloqueo, miedo, duelo...
  • Dificultades cognitivas: obsesiones, pensamientos invasivos, dificultad para concentrarte y funcionar en el día a día, bloqueo para tomar decisiones y/o planificar nuevos hábitos…
  • Dificultades relacionales: dependencia, timidez, fobia social, dificultad para establecer relaciones satisfactorias, obstáculos en los roles como padres o hijos, conflictos en el entorno laboral, la familia de origen o la familia política…
  • Síntomas físicos, motores: ansiedad, angustia, ataques de pánico, problemas de peso, tendencia a contractura tensional…